Cuando pienso en Caracas, la primera imagen que me viene a la mente es El Ávila. 🌿 Esa montaña que nos abraza con su inmensidad y acompaña nuestra vida en cada rincón de la ciudad.
Desde niña, me fascinaba su presencia: en el colegio, si teníamos suerte, el salón tenía vista al Ávila, y me perdía en sus verdes infinitos y sus cambios de colores al atardecer. Con el tiempo, se convirtió en mi refugio visual. Desde la ventana de mi casa, lo veía mientras las guacamayas regresaban a sus nidos, y su grandeza me transmitía calma.


Sin embargo, cuando dejé Venezuela, entendí cuánto lo extrañaba. No era solo una montaña, era un pedazo de hogar, un símbolo que mantenía mi conexión con Caracas.

Por eso, hace 12 años creé mi primer Ávila para mi casa. 🌎 Fue una forma de sentirlo cerca, de anclarme a ese pedacito de nuestra tierra. Desde entonces, he representado El Ávila de mil maneras: de día, de noche, en colores vibrantes, en esculturas de pared, de forma abstracta, con y sin la ciudad.
Cada versión es única porque cada persona lo recuerda y lo siente de manera diferente. Por eso, nunca me canso de experimentar y encontrar nuevas formas de representar este símbolo de nuestra identidad.

Hoy mis Ávila están en casas alrededor del mundo, llevando calor y recuerdos a quienes extrañan Caracas tanto como yo.
🌟Para mí, El Ávila no es solo arte; es un recordatorio constante de nuestra tierra, de los momentos que vivimos allí, de las emociones que nos despierta. ¿Qué más puedo hacer? Seguir creando, porque El Ávila siempre será mi casa, y también la de muchos otros.
Si tú también extrañas esa conexión con nuestra montaña, te invito a explorar mis obras del Ávila. Cada pieza está hecha desde el corazón, para que puedas sentir un pedacito de Venezuela contigo, sin importar dónde estés.
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